Si todos los encuentros con responsables públicos son fructíferos, en esta ocasión lo fue muy especialmente. Lo fue porque dos caminos con idéntico final se han cruzado, y el carril ahora es mucho más ancho para ambas partes.
Descubrimos que el espíritu que inspira a esa institución pública de Andalucía es exactamente el mismo que en su día nos inspiró a buscar el bien de las personas con discapacidad: Una alta sensibilidad con todo aquel que pueda buscar o necesitar apoyo en su vida.
La reunión nos sirvió para conocer mejor esa figura esencial que la democracia nos ha regalado: Un órgano imparcial, independiente, que tiene como objetivo el buen funcionamiento de los poderes públicos, que lo tienen como faro y guía en situaciones que necesitan ser resueltas o mejoradas.
También nos consta que la oficina del Defensor del Pueblo Andaluz pudo conocernos mejor, nuestro espíritu, nuestra línea de actuación y nuestras motivaciones. En muchos sentidos, ambas partes percibimos que nos estábamos mirando en un espejo. El Defensor del Pueblo, Jesús Maeztu y el Presidente de la Fundación TAU, Rafael Pozo, hablaron con una sola voz, en un mismo lenguaje.
La entrada en vigor de la nueva Ley 8/2021 ha traído aire nuevo al apoyo a la discapacidad. Fue un placer compartir con las técnicas de la Oficina nuestras certezas, dudas y visión de futuro.
Reiteramos la conclusión: Se ha abierto un nuevo camino de cooperación mutua, cuyo efecto solo puede ser una mayor y mejor eficacia y bienestar para las personas con discapacidad.
Aparecen en las fotos:
Emma Escobar y María Murciano, técnicas de la Oficina, Rafael Pozo, Presidente de TAU, Jesús Maeztu, Defensor del Pueblo, Rafael Jiménez, Responsable Social de TAU y Antonio Muñoz, del Departamento Jurídico de nuestra Fundación.