Es para nosotros prioritario que nuestros apoyados puedan reunirse con sus familias periódicamente, pues son lazos que jamás deben romperse.
Nuestra compañera Pastora, junto con Borja, voluntario, coordinaron y acompañaron a Esperanza, Eduardo y Consuelo.
Juntos pasaron un día inolvidable, con los tres corazones latiendo al mismo compás. Son momentos que merecen la pena vivirse.